Conozco la costura de esa camisa,
esa que me gusta cómo te queda.
Repartes besos por cada esquina de mi cuerpo y tus dedos se enfrascan en mi cabello.
Recuerdo la comisura de tu boca,
y que sonreías poco a poco,
que me deleitabas a cada rato,
que me gustabas más en cada paso.
Recuerdo el frío que me invadía, que me alejaba de ti,
que se adueñaba de mí, que hacía estragos.
Recuerdo que mis pies no tocaban tierra,
y que tus manos creaban melodías, tan bellas, tan frescas.
Y aunque la soledad me regala mucho,
nada es como lo que me das, nunca nada lo será jamás.
Pido de desayuno tu sonrisa,
de almuerzo me apetece un abrazo
y de cena sólo pido tus besos, que me llenan,
que me queman.