jueves, 7 de abril de 2016

Mi ancla a tierra

Y repito tu nombre, cual santa oración.
Que me cubre, que me llena tanto, tantísimo de amor.

Producto de mi devoción, resulta ser mi amor.
Y sin elaborada presentación te convertiste en mi adoración.

Como luna que guía mi mundo, como luz, como esplendor,
yo te llevo muy muy dentro de mi corazón.

Tus besos llegan con ese toque dulzón.
Mientras tus manos me quitan todo tipo de dolor.

Como regalo de mis dioses, resultó ser tu voz.
Tan rica y melodiosa, que me embriaga cual licor.

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