sábado, 22 de agosto de 2020

~ Alétheia ~

 Brillabas como estrella en mi cielo 
y sentí el mismo flechazo, aquél de enero.

Te creí, te seguí con ojos cerrados.
Aún sabiendo que iba al matadero,
yo feliz de lanzarme por el acantilado.

Te esperé pacientemente en el fondo del abismo
y al final vino ella a quitarme esa venda,
me mostró que desde su lado del jardín el mío estaba marchito.

Ella y yo, dos mitades que te amamos.
Te veneramos cual templo pero al final todo fue en vano.

Me quedé con mis demonios, ésos que conocí contigo.
Al final el puñal lo sostenían tus manos,
las que me mataron justo en el acto.

 Espero no revivir esta vez de las cenizas.
Cada decepción es más dura que la anterior.
Ya mi alma no soporta tu nombre como sinónimo de traición.