La niña inocente que siempre creía en el amor
y recuerda una que otra decepción.
Me encuentro en medias sonrisas,
en fotos antiguas,
en ropa perdida,
que quedaron en el piso de la habitación de alguna chica.
Todo me lo he llevado en bolsas,
en maletas,
en recetas,
en rituales
y costumbres
para sentirme completa.
Al final he determinado que sigo siendo esa misma niña,
tal vez físicamente haya cambiado
y mentalmente la terapia me ha ayudado.
Pero todas y cada una de las versiones que fui
sigue dentro de mí,
haciendo porras y dándome ánimo
para continuar en este camino que no ha terminado.
