miércoles, 2 de julio de 2014

Lobo feroz

Ella se vestía lentamente.
Él se iba sin desayunar.
Ella lo esperaba pacientemente.
Él solo la quería abrazar.

Búsquedas infinitas con
miedos más grandes que el sol.
Se dieron muchas oportunidades,
todo lo valía el amor.

Margaritas sin deshojar,
casas sin decorar.
Sonrisas tan tristes
como las mañanas grises.

Y como la tranquilidad del mar
ella volvía a él.
Como la agresividad de la oscuridad
él la esperaba sin más que dar
que un par de besos y una sonrisa mordaz.

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