Le vi llegar con la calma sobre sus hombros.
Trajo sabor y recuerdos ricos en palabras.
Se quedó y me ayudó con los escombros.
Yo le ayudé con el respiro que necesitaba.
Con bocanadas de aire fresco
y noches en vela con risas marcadas.
Tan silencioso que pudo matarme.
Tan rápido como un disparo.
Se dispuso a quedarse y matarme
con sus besos que dicen ser envenenados.
¡Vaya manera de morir!
En semejantes labios,
yo recibo la muerte hoy, mañana y pasado.
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