Tus palabras me tomaron por sorpresa,
diría que nunca lo esperé.
Ni en un millón de años pensé
que me harías semejante daño.
Y todo por la confianza,
por esas charlas que tuvimos.
Y cuando leí esas palabras, fue mi destrucción
mi alma lloró y mi vida un giro dio.
No pensé en verte otra vez,
buscando algo que nunca perdiste,
en un lugar donde nunca estuviste,
hablando conmigo, luego de tanto.
Rayos y centellas, y una lluvia infernal.
No me recuperé nunca de tus palabras,
tan afiladas como navajas,
que no dejaron cicatriz para mostrar,
que no dejaron ni huella que descifrar.
Fuiste ese desastre que no se puede arreglar,
no importa cuánto lo intentes, no te lo podré perdonar.
Hola, me acabo de topar con tu blog y me parece muy bonito. Espero que publiques lo más pronto posible, me gustaría seguir leyendo tus entradas. Mientras si quieres puedes visitar la alacena www.Tulipandelaalacena.blogspot.com
ResponderEliminarMuchísimas gracias por leer lo que escribo, significa mucho para mí. Y con mucho gusto visitaré la alacena. Saludos.
Eliminar